Testimonios

  • Residente 1

    La mitad de mi vida pase en un vacío existencial del que pensé no iba a salir, no aguantaba un solo día sin consumir, no solo era adicto al consumo sino también a los sentimientos fuertes, entiéndase la adrenalina de hacer todo mal, ser transgresor por excelencia. Claro, como todo lo malo que haces trae sus consecuencias y cansado de pisar fondo, trate más de una vez con acabar con mi vida, pero esto no era nada fácil. Mis padres en este punto luego de 12 años de consumo estaban destruidos, sin confianza, esperando una pizca de esperanza que la fuerza de seguir luchando. Varias fueron las internaciones previas que tuve, ninguna con éxito, ninguna de la cual tener algo de que agarrarme, tampoco me dieron las herramientas necesarias para salir de esto. Como toda internación al comienzo cuesta, la adaptación, la convivencia, la abstinencia, etc. Pasaron los meses y empecé a ver la vida de otra manera, hasta mi respiración cambio, y en ese punto me entregue a Dios, mis padres siempre fueron muy religiosos, en Dios encontraron la paz y la fuerza para ayudarme, y el equipo del Faro nos reconstruyo como familia, seguimos arreglando las cosas que todavía duelen, pero ya como una FAMILIA, en unión, respeto y apoyo. Hoy por hoy llevo 2 años 11 meses limpio, recupere mi vida, recupere mi familia, me di cuenta que linda es la vida en sobriedad, que lindo es acostarse todos los días y dormir tranquilo porque hiciste bien las cosas. La balanza de las cosas buenas y lindas pesa mucho más que el lado del descontrol y de la mala vida. No cambio por nada en el mundo la felicidad de mis padres. El que no haya droga en mi vida no quiere decir que no hayan problemas, los problemas no se fueron a ningún lado, pero sin drogas todo es más llevadero y de la mano de Dios todo es posible, pero a su debido tiempo. SOLO POR HOY.

  • Padre de Residente 1

    Esta frase me lo dijo una persona hace años durante un momento muy duro de mi vida. Me tomo tiempo entenderla, principalmente porque no quería hacerlo, quería que Dios me solucione todo. El está presente, nos sostiene y acompaña, pero nosotros debemos hacer la tarea. Lean, capacitense sobre esta problemática, investiguen, pregunten, doblen sus rodillas. Dejen de lado todo ego y resistencia. El es el profesor y como tal está SIEMPRE PRESENTE en las pruebas, pero somos nosotros los que rendimos los exámenes y debemos sacar aprendizaje de ellos para evolucionar como personas. Bendecido día ‼️ M.S. (Padre de un hijo con 3 años de sobriedad) Miembro activo de la Escuela Familiar de El Faro CT

  • Residente 2

    Soy R2, un adicto en recuperación; cuando mi familia decidió ingresarme al Programa de EL FARO mi vida estaba en un completo caos; usaba y abusaba del alcohol durante dias seguidos, hasta que empecé a caer en el poli consumo es decir consumir y abusar de varias sustancias a la vez, “el combo” como le dicen: alcohol, cigarrillos y narcóticos, y asi, en ese estado viví durante 8 años… hasta que conocí la cocaína que se fuma y ahi todo empezó a empeorar todavía más. Mi deterioro comenzó a acelerarse, me fui a pique, comencé a vender mis cosas, debía por todos lados, y empecé a aislarme, no quería salir, estaba todo el día encerrado. Creo que toque fondo cuando empecé a robarle a mi familia para poder consumir, lo que tenia a mi alcance, joyas, artículos personales, lo que tenia a mi alcance, hasta el punto de pensar en cambiar una camioneta de mi papa por 2 kilos de cocaína. En algún punto me di cuenta del poder destructivo de lo que estaba haciendo por lo que hable con mis padres y le dije que ya no daba más, estaba cansado. Empezaron a buscar ayuda, analizaron muchas clínicas como una opción para internarme, hasta que encontraron a El Faro, allí inicie mi proceso de sanación, primero logre atravesar con éxito los 6 meses residénciales, los primeros días de desintoxicación fueron los más difíciles, me costó mucho luego pero luego me acostumbre y empecé a sentirme mejor. Con la mente más clara pide empezar a analizar todo lo que paso y con el apoyo permanente de los profesionales, psicólogo, psiquiatra, consejeros, todo el equipo terapéutico y los operadores quienes pasaban 24 hs conmigo, me guiaron no sólo a mi, sino también a mi familia para lograr hacer bien las cosas. Ahora, gracias a Dios y a mi buena predisposición y a través del esfuerzo tan grande que hicieron mis padres para ofrecerme un tratamiento adecuado ya cumplí 1 año de abstinencia, y estoy trabajando día a día para consolidarla en la sobriedad en la que deseo elegir vivir día a día por el resto de mi vida.

  • Residente 3

    Durante un largo tiempo, viví en la comodidad de un infierno que había sido creado por el poder que le había dado a mi adicción. Gracias al amor de familia y su esperanza en mí, tuve que pasar por la incomodidad de cortar con los hábitos que estaban destruyendo mi vida, la de mis seres queridos y todos los sueños que había visualizado para mi futuro. El proceso de recuperación en la comunidad terapéutica, si bien me fue beneficioso, fue uno de los momentos más dolorosos y tristes de mi vida. La vida nueva que llevo en sobriedad gracias a este proceso, se ve reflejada en la felicidad de los ojos de mis seres queridos, mi espíritu renacido en Cristo y la paz interior con la que puedo encarar cada día.